DIARIO DE TAL Y QUE SE YO... X



                                                                                                                                (A Carola Rackete...)


Cuentan, y parece que dicen algo de verdad, que en tiempos de Mari castaña, durante la celebración de un banquete de gala, en que el homenajeado era un ginebres que había presenciado una batalla, y horrorizado escribió un libro que puso las bases de eso que hoy llamamos Derecho Internacional Humanitario; la emperatriz de Francia, le sugirió a este hacer algo parecido a lo que el hombre hizo en aquella batalla, pero para las gentes que sufrián la guerra en el mar. No es que la Emperatriz de la Francia, estuviese compungida por las tristes escenas que narraba el suizo, y que tanto diferenciaban de las que contaba su marido , El Emperador, no, no es eso. Sucede que Eugenia Palafox Portocarrero, nació en Granada, y seguro que alguna chacha, su tata, o incluso la ama de cría que la dio de mamar, le contaron mil veces la historia de las gentes de Cadiz y Huelva, después de la Batalla de Trafalgar; donde estas gentes, ya convencidas de la inutilidad de hacer turnos en las iglesias de La Linea para Rezar, salieron a las playas armados con linternas,  dedicándose a rescatar y a socorrer a cuantos náufragos, ingleses, franceses, españoles, o portugueses, llegaban a las costas, sin preocuparse de bandera; ofreciendo hasta su cama y su pan a los que llegaban con vida, y la dignidad de una sepultura y una oración a los que llegaban sin ella...
No sé, pero creo con firmeza que cuando un pueblo se olvida de sus grandezas, para caer en la zafiedad y en la desidia, está condenado a diluirse en la historia hasta desaparecer.

Una Rosa...


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