Tengo tres grandes pasiones, una abierta, que todo el mundo conoce y sabe: La fotografía y las cámaras de fotográficas... Otra pasión prohibida: Las pipas de brezo y el tabaco ingles, que como es una pasión prohibida, de vez en cuando, me doy el placer de cargar mi pipa Peterson o la pequeña Savinelli con una buena picadura Dunhill My Misture, prendiendo la carga con una cerilla, y muy despacio, como el que practica un antiguo y sagrado ritual divino, fumar el tabaco lentamente, hasta que se consuma. Y, tambien tengo una pasión muy reprimida: Las armas de fuego. Pasión tan reprimida, y tan oculta, que muy pocas personas que me conocen, saben que la tengo. Y así pretendo que siga por siempre: La siniestra belleza de cada pieza, el perverso derroche de tecnología mecánica que encierra cada arma. desde siempre me han cautivado. Afortunadamente a las limitaciones lógicas y justas que dificultan la posesión de cualquiera de estas piezas, hay que añadir la frivolidad de que solo soñar poseer cualquiera de ellas es un deporte muy caro.
Y esto viene a cuento, porque últimamente parece que nos ha entrado a todos una especie de complejo de "Chinorris" un síndrome de "Chachenaguer" que asusta y preocupa. No sé, pero yo no quiero vivir en un eterno remake de "Yo soy la justicia" o de "Venganza ciega" o de cualquier mala película americana de bajo o alto presupuesto... No, me niego a aceptar que eso sea así, simplemente porque amo la libertad, y la dignidad del HOMBRE.
Una Rosa...
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