DIARIO DE TAL Y QUE SE YO... XI



La señorita Eva, profesora de segundo de EGB en el colegio Luther King, se empeño de que su clase, participara, con una obra de teatro, en el Festival de Fin de Curso que organizaban cuatro o cinco colegios de la zoma de Campamento y Aluche. La mujer, con más voluntad que medios, se empeñó, y se empecinó, en que las cosas saliesen bien: Compró pinturas para la cara, mallas brillantes y zapatillinas, para sus alumnos; adaptó el Aprendiz de Brujo de Disney, y nos tubo durante más de un mes ensayando la "obra".  Tres compañeros y yo  hacíamos el importante papel "del pozo" en el que una y otra vez el aprendiz del brujo tenia que cargar el cubo de agua... A la señorita Eva, no la volví a ver después de aquello, y aunque no tengo un buen recuerdo de ella (se empeñó en que corrigiera defectos que no tenia que haberme intentado corregirme); la señorita Eva, preparando aquella función, me enseñó a amar algo que desde aquel verano he amado cada estación y cada año con más fuerza: EL TEATRO, y cuando años después, y gracias a otro maestro, D. Pablo, descubrí LA FOTOGRAFÍA,  perdidamente me enamoré del CINE... 

Ahora mismo,  mientras escribo esta tonteria, tengo de fondo una película, una película de la que no me gusta su trasfondo, ni su director, ni la mayoría de sus actores. Una película que bien se podría definir como: De aquellos barros estos lodos.  Y me acabo de dar cuenta, que del plantel de actores de aquella película, ya no queda nada más que uno;  aunque Germán, Don Ricardo, El Bombilla, Carmen, o D Gregorio.. siempre van estar ahí... Quizás ahí sea donde reside la inmortalidad del cómico y la magia de cada personaje.

Una rosa...


No hay comentarios: