DIARIO DE TAL Y QUE SE YO...



Esta mañana, como cada semana, he ido al Miniplenty, o al ministerio de la abundancia, o al hipermercado del lugar donde vivo, que todo viene a ser lo mismo.
 Siempre me ha asombrado la cara de felicidad que pone todo el mundo en esos lugares, la forma de mirar como compra los garbanzos el vecino, mientras el que mira, se permite comprar cual gran gourmet, uno o dos blister de jamón serrano de la marca "Campotorrido", que para que se chinche el vecino, esta noche envolverán una rodaja de melón  hidropónico de Torrepeñagalvez, enriquecido con N2O2 y Omega 3: que harán las delicias del ego y del estomago de este. Me asombra ver el gesto de macho aburrido, de los hombres al elegir la espuma de afeitar y las cuchillas. Las amas de casa,  para las que la visita al Miniplenty es la única distracción de la semana, por eso se visten y se arreglan como de domingo, para ir a comprarle los calzones al marido... Y las colas... Con esa moda que han sacado ahora de unificar todas las filias en una sola, y que sea un ordenador y una cámara de TV la que decida que caja, y en que momento, se queda libre. No sé, pero a mi me hace pensar en las colas del racionamiento que contaba mi abuela. Pero eso sí, en la cola de la caja del Miniplenty, todos están de lo más formal, poseídos de un exacerbado sentido del civismo, que les lleva a reprimir con airados gestos el traspiés de cualquier despistado, osea yo... Eso si, el coche de estos cívicos ciudadanos bien puede estar en la plaza reservada para minusválidos, o taponando la entrada de vehículos de emergencia.. Y, los niños  berreando como tenores desafinados, que ellos, mientras están en la cola  del Miniplenty, son los ciudadanos más cívicos del planeta...

Una Rosa...



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