DIARIO DE TAL Y QUE SE YO... IX



Hoy este espacio estaba reservado para Lali. Y a ese que escribe mal, y aun así sigue escribiendo, le tocaba irse a pasear; ¡Estaba! pero los duendecillos, han concebido una serie de carambolas que han obligado a Lali a marchar y a ese que escribe mal, a seguir apaleando la Gramática Castellana...

Hace apenas unos meses, una buena amiga, me propuso hacer una especie de collage del tamaño de una bandera, con fotografías del Reino, una bandera me dijo ella; sin pensar, la dije que por supuesto lo haría. Luego a la noche me puse a pensar: "Que bandera voy a hacer yo, si  para empezar no creo en banderas... Yo amo profundamente este Hermoso Pedregal, y como soy de lagrima facil me puedo emocionar por igual al escuchar música euskaldun, unas rabeladas, una sardana, o, esto con pena de pura ignorancia, que alguien se arranque por tarantas... Pronto, muy pronto, espero pueda comenzar una nueva vida, casi desde cero. Una nueva vida en otro país,  en un país que está, al norte del Ebro... ¡Espero!  Voy a sentir mucho decepcionar a mi amiga, pero la voy a dejar plantada en su proyecto. Es que  yo no creo en él, ni en la forma ni en todos esos ademanes impasibles, o no... Las patrias para mi solo son, como sintió el poeta: Cruces infames de muerte y odio entre sables y bayonetas. No, ya pasé esa enfermedad y me deshice de todos aquellos tumores; poco a poco, a mi ritmo, procuraré ir aprendiendo, cada día un poquito, de todas esas culturas, pueblos y naciones que habitan este hermoso pedregal y que son las culturas que van a prevalecer siempre sobre las patrias y las banderas.

Una Rosa...






DIARIO DE TAL Y QUE SE YO... VIII



Eso es algo muy personal,  le decía Ignacio Salcedo a su sobrino Cipriano cuando este le comunicaba que había sido declarado hereje y condenado a morir en la hoguera. Simplemente por buscar. Yo, que he sido declarado varias veces hereje, que me han colgado varios San Benitos, y que si hubiesen podido, más de una vez, me hubiesen quemado en público; igual que al personaje de la novela de D. Miguel Delibes, simplemente por buscar la fraternidad, la humanidad; un mandato que creo haber heredado de mi madre. No me voy a rasgar las vestiduras porque los ambulancieros de mi ciudad saquen a pasear una Virgen, la bailen cual fanáticos, y no se cuantas mamarrachadas más, pero si que voy a gritar la indignación que provoca observar todos los síntomas de una peste que avanza sin que nadie parezca querer hacer nada para atajarla...

Una Rosa...





DIARIO DE TAL Y QUE SE YO... VII




Hace mucho tiempo, cuando aun faltaban cinco años para que acabara  el siglo XX, me ví con un mono blanco un casco de obrero y una cantimplora; en seguida el agente forestal,  me dio una vara larga de aluminio que terminaba en una especie de lengüeta de goma negra, y me dijo: ¡Pegate a estos y haz lo que veas!.  He tenido muchas experiencias intensas en mi vida, pero jamas he pasado tanto miedo, he sacado tanto coraje, y, por que no, jamas me la he jugado tanto como aquella tarde en un monte en llamas...
No soy un ecologista militante, o quizas si lo sea; no lo se. Lo que si tengo muy claro, es que el suelo que pisa cada cual es el bien más sagrado que tiene la humanidad; y que es la médula de cada nación, de Cada Comunidad Humana. 
Cuando el fuego esté extinto, la tierra haya comenzado a enfriarse, y las avispas, comiencen a colonizar el paraje, como siempre trataré de comprar miel de los bosques del lugar quemado; quizas, no sea más cosa que un gesto, pero será la forma que este "pasavemira" tendrá, de sentirse más cerca de todos aquellos que han vivido del bosque, y con el bosque han perdido un buen trozo de sus vidas.

Una Rosa...


DIARIO DE TAL Y QUE SE YO... VI

(A VERO...)

Casi toda la tarde la he pasado embalando y guardando de nuevo mis libros; se acerca otra mudanza y, mis libros son prácticamente lo único de valor que tengo. 
Cuando estaba guardando mis cuadernos, unas sencillas libretas escolares garabateadas de la primera a la última hoja, con ciento cincuenta historias, que al principio con mi pluma Parker, y ya al final, con un lapicero, yo mismo he ido escribiendo, o mejor transcribiendo, tal y como me las contaron alguno de sus protagonistas: La historia de Diogo, aquel niño portugués  cuya madre tuvo a medio Portugal, casi toda Galicia, y buena parte del Reino de León (Salamanca, Zamora y León) recogiendo, durante meses, tapones de plástico, con el fin fin de que el muchacho, tuviese la silla de ruedas especial, que le iba a permitir realizar una vida normal, o que esta fuese, lo mas parecido a la normalidad que gozamos, todos los que nos sentimos normales... Y la de aquellos dos "ambulancieros", los primeros en llegar a un siniestro en un tren, que sobrecogidos de impotencia ante lo que allí veían, solo acertaron a pedir, por los telefonillos de las viviendas cercanas, ¡MANTAS! y la lluvia de mantas duró más de media hora... O la historia de los vecinos del Campo de Gibraltar, tras la Batalla de Trafalgar (esta la leí, no me la contó nadie)... La de los vecinos de la ciudad de Arévalo, que se ganaron a perpetuidad el titulo de poder lucir en su escudo el lema: MUY HUMANITARIA... Y la historia de esas Navidades en que los internos de la cárcel de Martutene, gracias a una monja más bilbaína que las Siete Calles, dispusieron, a discreción de sellos de correos con los que poder escribir a sus casas... Ciento cincuenta historias, metidas en diez libretas escolares, que relatan como cuando a un hombre le falla todo, solo el sencillo gesto de otro hombre (HOMBRE EN EL MÁS RACISTA, PURO, NEUTRO Y HUMANO, SENTIDO DE LA PALABRA HOMBRE) puede aliviar esa situación. 


Una Rosa...    

  

DIARIO DE TAL Y QUE SE YO... V

Una pareja que camina de la mano, un sábado por la tarde, por una pequeña ciudad de provincias; a primera vista, y a mis ojos, evoca, no más cosa, que la recreación de una manida estampa; de un costumbrismo, que aun ahora, cuando pretendidamente lo han resucitado, pasó sin ser. Luego, al mirar la estampa con una mirada más larga, uno se da cuenta, de que esa bonita estampa solo es una cínica pose; aderezada con mucho snobismo y bastante fariseísmo. Y es que este que escribe, no  puede concebirse como sujeto en una de esas hipócritas escenas; simplemente porque el tiene la necesidad de ahogarse en la garganta de la otra persona. De desafiar a la madrugada formando nudos de piel y carne, porque él necesita sentir y no ver nada más alrededor de quien le mira concupiscente a los ojos y le invita a navegar en los suyos.

Una rosa... 


DIARIO DE TAL Y QUE SE YO... IV

En un vagón del Metro de una ciudad...



Un grupo de jovencitos participada en una animada charla: "Desde luego, a mi me pasa lo que  Rakitic le hizo a Dembéle y en ese mismo minuto suspendo el partido y le doy al victoria al Liverpool.. Aunque me de pena por Valverde." Decía la jovencita, que parecía ejercer de líder del grupo; toda una joven leona  de la Gran Reserva de Santimami. Todos los chavales asintieron convencidos de las afirmaciones de su líder.  Acto seguido uno de los jovencitos comenzó a jugar con un frasco de esa colonia que tanto gusta a los críos de esa edad, y que tiene un empalagoso olor a canela.. Que bien huele, dijeron varios a la vez...
Yo, que nada sé, y por no saber, no sé quién es el tal Valverde, y no se nada de las posibles carencias de fósforo y calcio, del otro; y si me preguntan, digo que el Dembéle es un ritual afro-cubano... Yo, que me gusta pasar pasar viendo, mirando y escuchando, para aprender de los demás, creo a pies juntillas que este grupo de adolescentes, nos dio, sin ellos saber lo que hacían, una lección de igualdad sin necesidad de practicar extrañas perversiones con el género, en la lengua de Cervantes, que si es verdad, que es una lengua sexista, tambien es cierto que ella solita supo inventar el genero neutro para compensar....

Una Rosa.

(fotografía tomada en un día de invierno en la calle de Joaquín Maria lopez de la Villa de Madrid. Un excepcional documento gráfico que demuestra que los leones de la Gran Reserva de Santimami proliferan en cualquier ecosistema...)

DIARIO DE TAL Y QUE SE YO... III



En pocas horas he de subirme a un tren, que casualidad, que el tren al que he de subir valla hacia el norte. Debería de estar acostado, pero no puedo dormir, me acuerdo la ultima vez que monté en un tren, en el mes de junio: tenia cinco años apunto de cumplir seis, e iba a descubrir el mar por primera vez... Recuerdo perfectamente el gris metálico combinado con tonos rojos. y la sensación cuando arrancó, mañana cuando esté montado en el Alvia seguro que vuelvo a sentir la misma emoción de cuando tenia cinco años y me llevaban a ver el mar por primera vez...

Una rosa...


LLEGÓ LA COSECHA

Hacia mucho tiempo, desde que la vieja SIATA quedó parada entre humo y quejidos, que juntos no hollaban ningún camino; que el uno no buscaba la inservible emoción de las cosas, que el otro no apabullaba con su demoledora lógica. En definitiva, que hacia hucho tiempo que Pasavemira y Olipem, no salían juntos a recorrer ningún camino.




Los campos comenzaban a amarillear dando muestra de que pronto las espigas estarian bien granadas y listas para la siega...
Pasavemira, comenzó a tararear una cancioncilla:


"Por fin llegó la cosecha
llegó la cosecha, hermano
que ya parieron sus frutos 
regadíos y secanos"

 Hoy en día los agricultores solo están pendientes de la PAC, y de que la subvención de la UE, les alcance para  el leasing de su Johon Deere... fue la tajante sentencia de Olipem.Mientras el rostro de pasavemira se nubló, un poco por la tristeza que le produjo la cierta afirmación de Olipem, y un mucho por las nubes que a ratos tapaban el sol.



En silencio los dos continuaron caminando por un camino pardo, cicatriz  en el cuero de la Vieja Castilla, un espacio que a ese que escribe, hace muchos años le pareció la más fiel alegoría de la libertad, y hoy no más cosa que los barrotes de una cárcel.



Las fotografías de esta entrada pertenecen a la serie "Campos" y han sido  tomadas y editadas a lo largo de la primavera de 2019.



DIARIO DE TAL Y QUE SE YO... II



Esta mañana me apetecía hablar de jabones en pastilla,  de  cepillos de dientes de bambú y, de mineral de alumbre como desodorante.... 
En la libreta escolar, donde escribo siempre, tenia casi escrita la anotación de hoy. 
Luego, a medio día, me entero de que uno de esos niños pera, con vocación y maneras de chulito de barrio, se casaba con la guapa oficial de turno, una chica, que podrá estar estupenda de gimnasio, como no se va estar estupenda, si al cabo del día no debe hacer nada más,  pero que yo no la veo, nada de guapa. En cuanto a él, un macho no se que letra del alfabeto griego define al chorralai este...
Vuelta a la libreta, y con el lápiz y mi letra de escolar. a bocetar otra entrada.
Bien entrada ya la tarde, un paseo por la ciudad, donde me he cruzado con dos bodas, tan pretenciosas, como de mal gusto: Coches antiguos que más que a una boda en una iglesia románica, parecían que iban a una reunión del hampa en el Chicago de los años veinte. Chaqués y vestidos de gala tan mal lucidos que parecían andar solos por la calle. Unos invitados que bien parecían el coro de borrachos del segundo acto de alguna zarzuela de Gaztambide...
 Otra vez he cogido la funda con la libreta y el lápiz pensando: Voy a contar como quiero que sea mi no boda con la chavala que esté dispuesta a diseñar junto a mi una vida en común, y lo haré justo después de cenar...
Durante la cena, el sow de la boda del chorralai, las maliciosas y perversas declaraciones de unos y otros sobre lo democráticos que son los nuevos alcaldes, y lo bien que nos va a ir a todos con ellos... 
Ahora estoy de nuevo delante de mi libreta, con el lapicero en la mano, y no se que escribir, quizás no tenga nada que escribir, porque no se como luchar, ni con que armas hacerlo, contra toda  toda esta podredumbre 

Rosas...



DIARIO DE TAL, Y QUE SE YO... I


Sí, si que he vuelto a tener la tentación de retomar este diario con un contundente: ¡Decía ayer!  sin embargo no voy a caer en semajante arrogancia, aunque voy a retomar este diario con el mismo tema con el que lo dejé hace ya dos años largos:



Cuantas veces he ignorado lo que pasaba a mi lado, y cuantas veces he callado ¿cuantas?
Hoy  he vuelto a  rememorar un recuerdo que me atraviesa el alma, cada día con más fuerza, desde hace 35 años. Un recuerdo que forma parte de la mala educación recibida: A los pocos meses de llegar al Colegio Nacional Mixto Fernando el Católico, un grupo de "niños", los mejor mirados por la profesora; la emprendió con la niña que se sentaba en un pupitre delante del mio. Aquella niña, no era la más guapa de la clase, ni era la más fea. Era una preadolescente más, en aquel grupo; que no destacaba del resto, quizás por eso, o por que era un poquito más alta que todos nosotros, o porque la niña siempre vestía muy a la moda de 1982, con faldas vaqueras y medias tupidas rojas. Quizás solo por eso, fue elegida para ser la primera. O no se porqué otro motivo pudo ser,  que el resto de la clase comenzó a hacerle la vida imposible en marzo, llegando ha rodearla,  entre seis o siete "niños" gritando: PUTA. Mientras la "niña" capitana escribía en la pizarra PUTA, y los demás en cruel comparsa, le mostraban sus puzzles de letras ( una especie de pizarritas de plástico con el abecedario en letras móviles) donde en un alarde de creatividad habían compuesto la palabra PUTA.
Nunca había visto, hasta entonces, llorar de impotencia a una persona. Mi supina timidez, solo me dejó, en un esfuerzo, rozarla desde la mesa de atrás, como queriendo decirla: A mi me caes bien... ¡QUE COBARDE FUI! Semanas después de aquel suceso, todo se olvidó, y yo me fui olvidando de aquella niña, hasta olvidar su nombre, y el personaje en que se fijó, lo mejor mirado de aquella clase,  para dirigir su odio infantil, no fue otro que este que ahora escribe... Pero eso, es ya otra historia.

Una ROSA.



 

UNA NUEVA ETAPA...




Hace  ya nueve años, se lanzó al mundo de este delirio personal mío, al principio, y de forma muy tímida, solo aparecian algunas de mis fotografías. Poco a poco, las fotografías se hicieron acompañar de alguna tímida letra. Así hasta el otoño de 2011, que como por arte de magia, en ese clisé de vivencias que pretende ser Retazos, aparecieron Pasavemira y Olipem. Dos personajes casi de chiste, que siendo sincero, me han ayudado una enormidad a hacer mejores fotografías, y  a atreverme de nuevo a coger una pluma y juntar tres o cuatro palabras todas seguidas... 



En pleno verano, con todo el calor, llegó Lali a Retazos con el único objetivo de que en este delirio tambien se hablara un poco más de sentimientos y emociones, y por lo menos, con ella se ha intentado. En el otoño, como un petirrojo y una curruca entraron, por una  rendija, Ivan y Ruth; y ya no paran de revolotear exigiendo su espacio. Y que caray, este que escribe mal, tambien pide ya el suyo...



Pronto irán apareciendo cambios para que Pasevimiera, Olipem y Lali,  puedan, los unos, comunicar sus  delirios; y la otra, compartir todos sus sentimientos. También habrá un espacio reservado a que Ivan y Ruth muestren sus habilidades con los pinceles. Y como el que parte y reparte se lleva la mejor parte,  ese que escribe mal, y aun así sigue escribiendo, se ha propuesto, tambien, participar; para ello, el amigo ha decidido rescatar  el "Diario de tal y que se yo" y fundiendolo a Retazos. Esperemos que el tipo aguante escribir todos los días en un diario... Ya se irán viendo los resultados...




Han intervenido, intervienen, y intervendrán :

Pasavemira.-  Una persona un poco intranquila y muy inquieta. que aspira: no a pensar lo que mira, y si a sentir todo lo que ve. 

Olipem.-  Es la sombra de Pasavemira, una persona que quiere mirar el mundo y ver en todo algo  racional. Olipem siempre anda preocupado con saber que sucedió una milésima de segundo antes, y que sucederá una milésima de segundo después de que su retina se haya fijado en algo.

Lali.- Es una amiga de la juventud  de Pasavemira, o de ese que escribe; no está del todo claro, de quien fue primero amiga, aunque es verdad que el primer beso que dio ese que escribe, se lo dio a Lali. Ella, es un mar de sentimientos y un pozo lleno esperanza, que aspira a que un mundo nuevo crezca a su alrededor.

Iván.- Es el hijo de Lalí, un jovencito muy valiente que solo quiere vivir.

Ruth.- Es la amiga inseparable de Iván, con quien quien trata de descubrir el mundo.

Ese que escribe mal, y aun así sigue escribiendo.- Es el responsable ultimo de este garabato, una persona que tiene algo, o así quiere creerlo él, de los cinco personajes que forman su imaginario personal.


(Las fotografías de esta entrada  pertenecen a la serie "Señales" y han sido realizadas en la primavera de distintos años.) 




UNA LEYENDA CON TOQUES DE SAINETE Y MUCHO TÓPICO...





A la memoria de Rosario Urzelai, que allá donde esté ya se habrá encontrado con Mari Carmen y Jose. 
(Bihotz bihotzez,  eskerrik asko...)




El tren llegó a la estación, y de él, bajó, con cara de estar aun a varios cientos de kilómetros,  ese que escribe mal, y aun así sigue escribiendo. Como siempre,  parado bajo la enorme  vidriera, repasó todos los motivos que le habían llevado, otra vez, a hacer ese viaje; y como siempre, terminó concluyendo que la devoción siempre antecede a la obligación, y los deberes que a La Villa le habían llevado. bien  podían esperar...



A su paso y entre traspiés, se fue metiendo en una ciudad que siempre le era conocida, y que él sabia,  nunca le habría de traicionar.
y así, a paso placentero, comenzó a pensar en la vieja leyenda que hacía ya muchos años, en un largo viaje al sur, le contaron. 




Y en aquella leyenda, o mejor, en la parte amable y de sainete que tenia la historia, ¿que personaje podría asumir un "pasavemira" cualquiera como era él? ¿podría representar el papel del prospero y avispado comerciante con apellido de gran benefactor? No, ese no era su oficio ni mucho menos su vocación... 





O tal vez... Sí... Él seria, el muchacho de Arratia, que llegó a La Villa, en el tranvía de Lemoa, y que al llegar, le pasó como al ingles de la "bilbainada",  que de tanto comercio, y de tantos comerciantes, se quedo espantado. Un recién llegado a  las siete calles, donde quiso comprar queso, y le vendieron chorizos. Quiso comprar unos zapatos, y le vendieron una chaqueta a cuadros.



Poco tiempo tardó en gastar los cuatro duros y las dos perras que llevaba encima. El mismo tiempo que tardó en olvidar  los talos para desayunar, almorzar y cenar; y hasta, comenzó a olvidar el caserío donde había nacido. En las pocas horas que llevaba en la Villa, había visto el porvenir que se abría ante él. A pesar de ser un mal estudiante, de tener una ortografía y una caligrafía infames; él joven recién llegado, se tenia por un muchacho despierto y muy resuelto. Con lo que probó a colocarse de mozo en el almacén de un prospero comerciante de la ciudad.




El joven , hizo valer todo el capital que tenia, que no era otro, que el que tiene todo aquel que llega a la ciudad desde el pueblo: Ganas de trabajar, fuerza, y honradez. Un capital, que siempre es dilapidado por los ricos comerciantes. En pocos meses fue prosperando en su nueva vida y asi se ganó la confianza del rico comerciante.




Soplaban vientos de guerra en la ciudad, y tocaba prepararse para el huracán : Los militantes para luchar, las gentes para sobrevivir, y los comerciantes para llenar, más aun, sus siempre repletas bolsas. En el almacén donde trabajaba el joven, el trajín alcanzaba niveles casi de manicomio. La campana de alarma había sonado, y no cabía otra que atenderla, haciendo pedidos de patatas, harina, y vino. El amo, a toda prisa, pero con tiempo de salir corriendo, como hacen siempre los amos, encomendó al joven la tarea de terminar el pedido a los proveedores, Y el muchacho ,  ignorando, su pésima caligrafía, e ignorando tambien que por ese gesto de algún modo pasaría a la historia...



Con letras que parecían una procesión de hormigas celebrando el día del Corpus, y con números que más que cifras precian los pasos de baile de un borracho; escribió el pedido y en él las, hoy famosas, 100 o 200 bacaladas en salazón que le habían ordenado pedir... Al Recibir la hoja, con  aquel baile de números y letras , el proveedor solo acertó a entender 1000200 bacaladas en salazón. y el buen hombre se dispuso a servir lo que le habían pedido. 



Cuentan, que al ver los cajones de madera con el 1000200 bacaladas que inundaban el muelle, los gritos y las maldiciones del amo  se podían escuchar desde el Muelle de Artaza, hasta el de los Ingleses, que los gritos resonaron más que el estruendo de los cañones que comenzaban ya a poner sitio a la Villa.



A ese que escribe mal, no le costó nada imaginar el final de la historia: Una ciudad sitiada, y un comerciante que por el "error" de un empleado, dispone en cantidad,  de un alimento que se conserva durante mucho tiempo... El rico y el poderoso, siempre triunfa. 



Y la ciudad que el amaba tenia la ventaja de convertir el sudor y el sacrificio de todos los que la han hecho, en rincones que a él le parecerán siempre bellos.




Con este pensamiento, ese que escribe mal, y aun así sigue escribiendo, volvió a la prisa y a los motivos que a esa ciudad le habían llevado.

(Laister arte, Bilbo...)



Las fotografías de esta entrada pertenecen a la serie Bilbo, y han sido tomadas en pelicula de 35 mm. en la primavera de 2019.