Aquel día de enero por la tarde en el colegio Luther King no tuvimos clase, no sabia que había pasado toda aquella semana; pero mi padre llegaba todos los días más tarde de lo normal, mi madre llamó tres veces a casa de mi Tío Fernando, y, todos los días a casa de la Tía Pilar... Que se despedía siempre diciendo: "Si ves más militares de lo normal, coges a los niños y en un taxi os venis para aca corriendo..." (entonces vivíamos en Campamento). Y a pesar de que aquel día había muchos mas militares por la calle, y la carretera de Televisión, que otros días, incluso más que el dia que se murio el generalísimo... De que la voz de mi tía Pilar al parecer se quebró dos veces mientras hablaba con mi madre; a pesar de que el tío Fernando no pidió que me pusiera al teléfono, como cada vez que llamaba; a pesar de que mi padre volvió muy temprano de trabajar, para irse enseguida, sin decir a donde iba y sin querer llevarme; a pesar de que en el Seiscientos iban cuatro señores, a los que yo no había visto nunca antes; A pesar de que en los jerseys y en las zamarras llevaran pegatinas rojas y blancas con letras que eran ces y oes... A pesar de todo aquello, NO PASÓ NADA MÁS QUE LO QUE TENIA QUE PASAR; y este que escribe, hoy, sigue llevando el mismo reloj que aquel día llevaba su padre...
Una rosa...
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