La pequeña mesa, un mueble sencillo con nombre impronunciable; cuando estaba recogida tenia todo el aspecto de un condor acechando en el vacío. Con un ala abierta, y sobre ella los dos mantelitos de plástico, los platos, el papel de cocina que hacía las veces de servilletas, y los cubiertos; convertían aquel sencillo mueble en un retazo de hogar.
Y sentados en la mesa, madre e hijo, uno enfrente del otro, santificando una cena sencilla. Solo el televisor encendido y la voz distante y artificial de la locutora, y el monótono recitativo, con un mensaje supuestamente solidario que pretendía enternecer el corazón de los espectadores con la imagen del negrito ahogándose en el mar. Un bien cobrado, mensaje enlatado, que poco tenia de real y si mucho de melodramatico.
-¡Mama, es como si hablara la puerta! - Dijo Ivan casi con vehemencia. -Tienes razon, como si estubiera hablando la puerta -Contesto Lali con la mirada fija en la bolsa de las patatas fritas.
Las fotografías de esta entrada pertenecen a la series "Delirios" y "Tercera uno" y han sido editadas a finales de la primavera de 2018.
No hay comentarios:
Publicar un comentario