Cuando
de mañana retiró de la maquina del bar la cajetilla que ahora tenia
en la mano, sintió la necesidad de llenar, aunque solo fuera con
humo, el vacío que quedaba entre sus vísceras, en su vida. Hacia
tiempo ya que todo se la vaciaba, desde que sintió la angustia de la
traición hacia quien juro no traicionaria jamas. Ahora, cuando la tarde
se convertía en noche, y el hombrecillo verde incitaba a pasar a
toda prisa, sin mirar, sin sentir, sin plantearse nada, volvía a
tener la necesidad de que su cuerpo fuera invadido, de volver a
llenar de humo y con ello aletargar su espacio más intimo.
Fuiste tú,
mi
amigo de siempre
quien
me liberó de aquella angustia.
Tus
labios en mi sien, y en mi mejilla.
¿Como
te atreviste?
No
me conocías, me invadiste
me
turbaste
y
me llenaste de paz
¿Quien
eres?
El
hombrecillo verde volvía a invocar a la prisa, cuando Laly encendió
el cigarrillo, dejó que el irritante humo jugueteara en su garganta
antes de seguir viaje; miro al hombrecillo verde que parpadeaba
frenético, dio media vuelta, y calle abajo, continuo cavilando y
caminando. El cigarrillo terminaba de consumirse, lento, entre sus
dedos. ¡No! esta batalla, no la iba a perder, él era lo que más
quería, un pedazo de ella.
Fuiste
tú,
mi
amigo de siempre
quien
me liberó de aquella angustia.
Tus
labios en mi sien, y en mi mejilla.
¿Como
te atreviste?
No
me conocías, me invadiste
me
turbaste
y
me llenaste de paz
¿Quien
eres?
Esta entrada está dedicada a las mujeres que luchan por su vida; en el más amplio y digno sentido de las palabras LUCHAR y VIDA.
A TODAS ELLAS...
Las fotografías de esta entrada pertenecen a la serie "Caminando Madrid", y han sido realizadas en el otoño de 2015
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